Hablar de los miedos

2024-06-26/ PSICOLOGÍA/ Paulina Schmidt. Fotos (Freepik)

Todos los niños y niñas atraviesan alguna etapa de miedos. La psicóloga Victoria Tomasini aporta su mirada sobre esta emoción que muchas veces genera preocupación y malestar en la familia. Cómo acompañar y brindar seguridad.

“El reconocimiento del miedo depende mucho del contexto, de las posibilidades de transmisión y elaboración que tenga cada chico”, señala la psicóloga Victoria Tomasini. Al igual que Riley - protagonista de “Intensamente”, la película animada que acaba de estrenar su secuela- la mayoría de los niños y niñas manifiestan esta emoción durante la infancia.

Los miedos suelen ser evolutivos, eso significa que van cambiando de acuerdo a la edad. Sin embargo, también existen -según la profesional- otros que se relacionan muchas veces con el contexto, algún suceso o temores transmitidos por los adultos.

No burlarse, brindar confianza, pensar qué implicancias tenemos en sus miedos, mostrarnos disponibles y darles seguridad son algunas de las acciones o consejos que podemos tener en cuenta.

La psicóloga coordinó además en reiteradas oportunidades el taller “Levante la mano quién tiene miedos”, un espacio lúdico terapéutico para niños y niñas entre 3 y 9 años.

 ¿Cuáles son los miedos más frecuentes según la edad?

- Los miedos propios de la infancia son evolutivos y varían según la edad del niño o niña. Podemos mencionar los siguientes:

*0 a 6 meses, miedos a: sonidos fuertes, al agua, a cambios bruscos en su entorno.

*A los 6 meses, el miedo a los extraños.

*La angustia del 8° mes, es el miedo ante la posibilidad de ser abandonado por su mamá.

*Del año a los 4 años aparecen los miedos a caminar, a los payasos, al médico, a las tormentas, a los cambios de rutina.

*A los 2 años surge cierto miedo de 'abandono'.

*A los 3 años empieza a aparecer el miedo a la oscuridad, como lo desconocido, la posibilidad de la aparición de algo o alguien.

*A los 6 años, aparece el miedo a la muerte.

- Muchos chicos atraviesan miedos que imposibilitan sus actividades de la vida cotidiana, ¿cómo proceder en estos casos?

- Cuando el miedo se torna un síntoma que imposibilita o los mantiene en constante estado de alerta, y perdura a través del tiempo, es necesario realizar una consulta con un profesional. No necesariamente porque exista algo grave, sino muchas veces son cuestiones a ordenar o desentramar en el niño o la familia y pueden brindar alivio. Dentro de esas actividades cotidianas también debemos entender que sean acordes a sus edades, porque muchas veces son los adultos quienes fuerzan situaciones para las que aún no están preparados.

- ¿Los niños suelen reconocer de manera espontánea cuando tienen miedo o sienten vergüenza?

- El reconocimiento del miedo depende mucho del contexto, de las posibilidades de transmisión y elaboración que tenga cada niño. Si la familia o el entorno les permite hablar de esto aparece la posibilidad. Si la respuesta de los adultos tiene que ver con la burla o la imposición de hacer algo que no quiere, se va perdiendo la confianza para contar y el miedo aparece como vergüenza por pensar que solo a ellos les pasa. El propósito de contar con un espacio lúdico es tratar de abrir el diálogo, reconocer a otros como personas con miedos y saber que no solo a ellos les pasa, y así construir herramientas juntos.

- ¿En qué los ayuda contar con un espacio lúdico terapéutico?

- Logran identificar y nombrar sus miedos, reconocer las reacciones de su cuerpo ante el miedo, poder escuchar a otros y saber que no son los únicos. También hablar de las herramientas que cada uno tiene para afrontarlos. La lectura de un cuento puede ser un momento simbólico de expresar sus miedos y abandonarlos, y también la creación de un muñeco de compañía.